Exposición de Gara Acosta

En “Objetos de Consumo” muestro desde mi punto de vista cómo el hecho de ser mujer lleva implícitas numerosas violencias.

Nos perforan las orejas nada más nacer como quién etiqueta ganado, los juegos dulcifican los estereotipos sexistas que nos inculcan y premian desde niñas y que más adelante se espera que reproduzcamos: la consagración a la belleza, la maternidad y los cuidados.

La menstruación se abre paso como una herida y con el duelo de la niñez, el cuerpo se sobredimensiona porque así lo hacen los ojos ajenos al mismo.

Complacientes nos volvemos el objetivo perfecto para aquellos que no entienden que la ropa, una sonrisa, un baile o la ebriedad no suponen consentimiento ni tampoco deseo. Así como nuestro “valor sexual” unido a la precariedad u otros factores pueden llevarnos a ser cosificadas en su grado extremo en actos como la prostitución, la pornografía o la explotación reproductiva.

Los roles que se nos exigen, no nos consideran potencialmente capaces para tareas alejadas de la femineidad mientras nos conducen a sufrir múltiples -violencias que pueden culminar incluso en la muerte.