FIESTAS EN LA LAGUNA
La Romería de San Beníto Abad sigue siendo, dado su carácter regional, la más representativa de cuantas se celebran en los diferentes pueblos y comarcas de nuestra tierra. A ella acuden multítud de personas ataviadas a la usanza tradícional de las Islas, entonando las canciones propias de nuestro folklore y ofreciendo a los presentes los productos culinarios más representativos. Todo ello confiere a esta manifestación un colorido y una excelente oportunidad para conocer de cerca un importante aspecto de la cultura canaria.
Esta fiesta popular tiene lugar el segundo domingo del mes de julio. Declarada de interés turístico nacional, es la única romería con la categoría de regional. Las romerías son el fiel reflejo del beñesmén guanche (celebración que se hacía para dar gracias por las cosechas al principio del verano). La celebración tiene una duración de quince días en los que se realizan las elecciones de Romera Mayor, Infantil y Mayores.
SU HISTORIA
La Romería de San Benito Abad, constituye una de las manifestaciones populares más tradicionales y significativas del Archipiélago Canario. En su origen, se trataba de un reconocimiento que los campesinos tributaban al Santo por su protección y sus desvelos en la obtención de una buena cosecha.
Con el tiempo, esa presencia del campo en la Ciudad fue adquiriendo un carácter multítudinario y participativo y la Romería se convirtió en un encuentro de ambos mundos: el agrario y el urbano.
Los pasos procesionales y cofradías, cuya sede se encuentra en las diferentes iglesias de la ciudad, recorren sus calles durante ocho días, comenzando el Domingo de Pasión y terminando el Viernes Santo, con la Procesión del Santo Entierro.
Un gran número de Pasos procesionales sale a la calle durante estos días. Pueden ser individuales o series de imágenes que representan varios momentos de la pasión y muerte de Jesucristo.
La alta calidad artística de estas imágenes se debe a maestros isleños y peninsulares. Además, destacan los excelentes trabajos de orfebrería que decoran los tronos que las portan
El trabajo de los curas, capellanes y sacristanes, unido al constante ir y venir de cofrades -miembros de esas arraigadas instituciones que son las Cofradías - imprime un ritmo presuroso a los trabajos a fin de que las imágenes y sus tronos, los altares y todo el rico patrimonio artístico que vinculado con esta celebración alberga la ciudad, esté en perfectas condiciones para su salida a la vista de la ciudadanía en general, bien dentro de los Templos, ó en las calles en las procesiones que diariamente las recorren.
El Jueves Santo amanece en La Laguna con olor de incienso y eco de "malagueñas" cantadas al Stmo. Cristo de La Laguna en el traslado desde su Santuario hasta la Sta. Iglesia Catedral. Es un amanecer especial, la "Procesión de Madrugada" pone en la calle la mayor muestra de Fe de estas fechas. Una procesión de encuentros; encuentro del Cristo con el pueblo en un lazo - ya centenario - de mutuo amor. Es encuentro, siguiendo la más antigua tradición procesional europea, entre el Hijo y su Madre.
Este día es especial para los laguneros, los llamados "Monumentos" presiden los altares mayores. La plata cincelada por los grandes plateros laguneros, los trabajos florales y las mayores riquezas de las Iglesias salen a la luz como monumento en honor del Cristo consagrado en el Pan y el Vino. Sublimación de los símbolos, permiten ver lo que durante la mayor parte del año se guarda en la quietud de los museos y sacristías.
Viernes Santo, magnificiencia en la Procesión de la tarde, silencio en la noche para trasladar al Cristo muerto a la Parroquia de Santo Domingo. Silencio roto por el tintineo de las campanas del trono en su paso lento por las oscuras calles de la ciudad de los Adelantados.
Es una de las fiestas religiosas más antiguas de la Isla, desde la conquista de Tenerife, el Cabildo ordenó que se celebrara en mayo de 1496. Era tradición enramar y embellecer las calles por las que procesionaba el Santísimo Sacramento. En un principio se trataba sólo de esparcir brezo con pétalos y flores de distintos colores. Fue en La Orotava donde se empezaron a "diseñar" los tapices como los entendemos hoy en día. Doña Leonor Castillo de Monteverde fue la primera en trasladar esta idea a La Laguna, aceptadahistoria rápidamente por el resto de familias.
Gracias al investigador lagunero Julio Torres Santos hemos podido saber cómo fue el Corpus de 1907 en que se hicieron las primeras alfombras de flores, pues ahora conocemos que en aquel entonces se dijo que "siempre vino mucha gente a La Laguna el día del Corpus, pero este año fue una inmensidad. El anuncio de las alfombras de flores despobló las comarcas cercanas, y efectivamente no quedó defraudado el deseo de los que vinieron".
La confección de los tapices florales fue muy importante. En la actualidad se realizan solamente por parte de algunas familias y sociedades, dado que se ha pasado a la confección de estos originales tapices con mezcla de arbustos, plantas, flores y marmolina: brezo tostado (arésta) que da el color negro, brezo natural finamente picado para el tono verde, y marmolinas que se tiñen para obtener la gama de colores.
El Ayuntamiento se encarga de tostar el brezo, adquirir y repartir el resto de materiales tantoprograma para las alfombras que se realizan en el casco como las que se realizan en otros puntos del Municipio.
Participan familias, asociaciones, centros escolares, colectivos, etc... elaboran cada año maravillosas alfombras de flores en las calles del casco lagunero. Los alfombristas comienzan la noche anterior al Corpus a dibujar y fabricar las alfombras en el suelo, proceso que dura toda la noche.
La asistencia de la gente a la función religiosa oficiada por el obispo de la diócesis, y la procesión del Santísimo, es una muestra más de la devoción de los laguneros por esta fiesta en la cual la gente al paso de la procesión tira flores desde los balcones.
Las primeras alfombras de La Laguna datan del año 1907, y se atribuye a Luis Marrero, antiguo sacristán de la Concepción el ser impulsor del Corpus en La Laguna, ya que fue obra de él la primera alfombra de esa época, la cual se situaba en la esquina de la plaza de la Concepción.
La fiesta del Corpus en el siglo XVIII era las que mayor presupuesto municipal tenía: 3000 reales. Las ordenanzas municipales de aquella época obligaban a los vecinos que tuvieran barridas, regadas y engalanadas las calles por las que pasaba la procesión, incluso multando a los que no lo hiciesen.
El programa de actos festivos dura aproximadamente 15 días y es organizado por una Comisión de Fiestas que se forma cada año con carácter voluntario. En el programa tienen cabida todo tipo de números: culturales, deportivos, infantiles, artísticos, folclóricos, populares…, y los Corazones.
Tanto las personas como las empresas radicadas en el pueblo participan y colaboran para mayor brillantez de los festejos ya que, quienes no forman la Comisión, organizan algún número, ayudan a engalanar la plaza, hacen aportaciones económicas…., y/o trabajan en los Corazones.
El momento de la fiesta con mayor solera son los Corazones, hasta el punto de que a la Fiesta de San Bartolomé de Tejina también se la conoce como la Fiesta de los Corazones.
Otros actos como la Cabalgata del Pregonero, el Homenaje a la Vejez, la Fiesta de Arte, las Carrozas, el Cinturón Ciclista, los Fuegos, el Haragán, etc., contribuyen a que esta Fiesta sea un punto de encuentro para la diversión y el esparcimiento de cuantos lo deseen.
Las ofrendas con flores, frutos y ramas son comunes en las fiestas patronales de los pueblos, no sólo de Tenerife y su provincia, sino en toda la geografía canaria. El sentido de todos ellos es el programa ofrecimiento al Patrón o Patrona de los beneficios obtenidos en la cosecha del año.
Sin embargo, ninguna de estas manifestaciones populares - íntimamente relacionadas con el sentimiento religioso - resulta tan peculiar, expresiva y espectacular como los Corazones de Tejina.
Se trata de unas estructuras que conforman dos corazones (la corona grande y la corona chica), unidos por un eje central que se ata al palo. El armazón, de madera y hierro, está recubierto con rama de haya a modo de colchón al que se cosen frutas en todo el reborde o 'corte' y en el centro de ambas coronas, con forma de cruz. En los cuartos de cada corona se colocan las tortas, elaboradas artesanalmente en los días anteriores con una masa de harina y agua y posteriormente horneadas como el pan, que pueden representar distintas y variadas estampas (religiosas, agrícolas, costumbristas, folclóricas...). La elección y colocación de la fruta y las tortas resulta fundamental para darle forma al 'corte del corazón'. Este se recubre con una tela de bandera española en el borde, llamada 'cortina', para realzar más el conjunto. Están finalmente coronados por un bello ramo de flores cuyos colores y formas rematan una artística y estética composición llena de armonía. El ramo se elabora independientemente del resto, en una base de tela metálica con esponja , en la que se va ensartando todo tipo de flores. Se añade al Corazón en el último momento y se retoca una vez colocado.
Cada Corazón es cargado aproximadamente por 25 hombres, ya que su peso puede alcanzar los 800 kilos.
Encabezan la comitiva grupos improvisados de bailes tradicionales (isas) y niños que portan las banderas.
Los recibe San Bartolomé en la puerta de la Iglesia Parroquial y se produce un emotivo acto conocido como la Ofrenda, que se representa desde 1984.
A continuación son colgados y adornados con banderas, 4 en la corona grande, 2 en la chica y una sobresaliendo del ramo. Así están expuestos desde el domingo, día principal de la fiesta, hasta el lunes por la tarde.
Los Corazones son orientados hacia la calle, pretendiendo mostrar el orgullo de algo exclusivo con lealtad y deferencia.
La colocación corresponde con la orientación geográfica de cada uno de los barrios, estando El Pico en la parte superior de la plaza de la Iglesia, la Calle de Abajo en la parte inferior, y la Calle de Arriba en medio.
Mientras los Corazones están expuestos, los tejineros se acercan a los tres con la intención de alabar el suyo y criticar a los demás haciendo uso del lenguaje, en ocasiones picante, pero siempre divertido y estimulante.
El descuelgue de la fruta y de las tortas - consiste en subir a una escalera apoyada en el Corazón e ir cortando los hilos con los que se habían cosido para tirarlas a la gran cantidad de personas que se reúnen para este acto - pone fin a esta singular y única expresión de fervor religioso y regocijo popular: el trabajo realizado por el pueblo se devuelve a sus habitantes. Cualquiera de los presentes podrá alardear de haber conseguido una pieza de fruta o una torta de los Corazones de Tejina
La reciente noticia confirmando la declaración como Bien de Interés Cultural, con categoría de ámbito local, a favor de la Librea de Valle Guerra (Decreto 132/2007 de 24 de mayo), ha supuesto una gran alegría para el pueblo y, particularmente, para la Asociación de Amigos de la Librea que durante los últimos años ha trabajado dura y concienzudamente con la intención de aumentar el reconocimiento popular e institucional de este acto.
La escenificación de la Librea de Valle de Guerra es un acto cultural, tipo auto-sacramental, fuertemente arraigado en la cultura popular, no sólo en la comarca del Nordeste de Tenerife sino en toda Canarias, que se ha convertido en el símbolo de identidad más representativo del pueblo de Valle de Guerra.
El desarrollo secuencial de la representación de La Librea contempla dos aspectos diferenciados, pero a su vez complementarios: Por una parte, el desfile de los barcos de la Virgen, y por otra, la representación de la batalla naval con su preámbulo de relato de acontecimientos históricos.
Hasta el año 1966, aproximadamente, los dos barcos de la Virgen recorrían el sábado por la tarde el trayecto desde el barrio de La Hondura (donde se aprestaban) hasta la plaza de la iglesia, que era de tierra en aquel entonces. A la llegada de los barcos se establecía una carrera alrededor de la iglesia vieja (hoy desaparecida) entre ambos barcos, ganando aquel que consiguiera hacer el recorrido en menor tiempo.
En la actualidad, la noche del acto se realiza una procesión en la que, tras los oficios religiosos, una escuadra compuesta por seis soldados y un Capitán, ataviados con trajes de la época (que le dan la denominación de Librea) y fusiles que son reproducción de los que se utilizaron en el segundo tercio del siglo XVI, escoltan a la Virgen del Rosario alrededor de la iglesia. Previamente, el Capitán de la escuadra de escoltas ha solicitado permiso al párroco, para hacerse cargo de la custodia de la imagen sagrada y, concedido el permiso, prometen devolverla al templo en las mismas condiciones que le fue entregada.
La representación de La Librea, está dividida en 4 actos: - La introducción histórica, que relata los acontecimientos que se vivían en Europa a principios de 1570.
Los prolegómenos del combate, acontecidos en las armadas cristianas y turcas antes del enfrentamiento.
La batalla y posterior derrota del ejercito turco.
Y la rendición de los vencidos y su ofrecimiento a la Virgen del Rosario.
Todo el evento está acompañado de música especialmente seleccionada para cada acto, y de efectos pirotécnicos especiales.
Asimismo se ha creado la Asociación Cultural Amigos de La Librea, que es una asociación sin ánimo de lucro, creada en el año 1991 con el fin de hacerse cargo de la organización del evento y de la divulgación del mismo.
También tiene como objetivos investigar, recuperar, conservar, y desarrollar el legado de nuestros antepasados, así como aumentar el nivel de implicación vecinal e institucional en la protección, fomento y conservación de esta muestra de la Cultura Popular de Canarias.
La Asociación, que tiene su sede en el Centro Ciudadano Valle de Guerra y con la que se puede contactar a través del correo electrónico asociacion@libreavalledeguerra.com